7/07/2008

Cadaver Exquisito:

Angela, José ignacio, Tomás, Vicente

Montañas altas e incertidumbre que fluye por ríos de sangre de guerreros de la conciencia. Conciencia o memoria, ambas. Sí, ambas piernas de un caballo descuartizado bajo un cielo indomable, por recuerdos inciertos enfrentados al espejo del presente inalcanzable, que me alcanza de una patada en la raja y me raja cual ropa de vagabundo. Frio de un invierno perdido que calienta los mates de quienes esperan poco. Subir las escaleras encontramos cal y flores, en conmemoración del que había fallecido en la habitación. No había olvidado cómo merecer los labios de la muerte. Revoltoso, revoltosa mariconada de diseños al azar, considerados en el quite del patrón, del porqué… ¿del porqué? Mmm… claro, escupitajos de cielo, del patrón decantado en el vacío, ¿vacío o esperanza? Alejada de la verde personita que salta junto al joven amarillo y su madera resonante, íconos de una coherencia apoyada en sí misma en una silla sin pies. Había pensado acerca de mis dientes, pero me pareció que los zapatos tenían más que ver. Con respecto al dolor, la mayoría se me pasaba gracias al ibuprofeno, el resto es inevitable. Ah! ¡Qué mierda! Los bichos escalan por mis brazos y a pesar de su velocidad nunca llegan a su destino, no sé si carecen de éste o su travesía es infinita.



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