10/29/2013

Qué chucha ñe'hescrito



Mentiras crecen y germinan cada vez más bajo la injusticia de la falta de sentido. Y no cualquiera más sí símbolo. Porque el manjar remplaza al caviar en espectáculos sin espectador. Extraviados en un mundo donde las palabras nos dominan, su prisión son las letras que nos ofrecen una escapatoria a la gran falta, al vacío, en miseria de propósito, en miseria de destino. Tomamos por la juventud, para traer un mundo, ese que deseamos ciegamente sin guías, sin maestros que extraviados han estado hace tiempos inmemoriales. Esa, esa memoria quizás la pista que coquetee con la problemática. Memoria sangrienta que en recuerdos selectos nos mantiene en línea para no ejercer sublevación ante un reino que ha perdido su digno rey hace ya siglos. El último rey fue muerto por impostores, marionetas de un emperador que está y estuvo y estará más perdido que los corderos que comanda. Un emperador sin sueños, un rey sin sueños, un pueblo sin destino;  todos perdidos que perdidos pelean por causas que no le son propias.
De parche nada, ni de cura, quizás destrucción camino único. La sabiduría otra de los caminos del ingenuo. Maestros en desconcierto, maestros analfabetos y oyentes ciegos, sordos. En búsqueda de una sabiduría que rompa las reglas, en camino hacia el futuro incierto. Porque el plan no es más que desilusión e ira, el plan es y serán los últimos esfuerzos de aquellos que pretenden poder otorgar algo más a este sistema ya corrupto fuera de toda salvación.
 Cenizas, llamas, destrucción. Camino de los traidores, los olvidados por fuerzas de codicia que se afirman al poder de sus padres y familia, sangre azul, sangre real que deberá y no fluir en ríos que raerán o no tranquilidad. Pero no será así, lo aseguro, la historia se ha acabado y los dragones se han ido. Por más fuerza, por más ideología y de hablar de libertad, esa de voces que liberan el alma, en emancipaciones deseadas; débiles enfrentando a tiranos que finalmente están solos en un paso superior, en piso superior demandando respeto. Quizás los roles en la desesperanza solos son eso, sólo roles de una obra cruel llamada realidad. Y qué, y qué, pues yo no existo más que como un mensajero de lo absurdo de las palabras y de la infinita capacidad del ser humano en comprenderlas. Lloro por ustedes, lloro por la humanidad, porque no existe nadie que vendrá a salvarnos. De soledad se trata, del desamparo se trata, abandonados los niños jugando a ser adultos, jugando a estar en lo correcto, y el juego de poder fue y será, es y continuará, mientras todos, como niños, existiremos en el pozo de arena del que una vez fui parte, construyendo fortalezas, construyendo pactos y alianzas, y en arena el mundo se crea para que el recreo termine y sea olvidado hasta nuevo aviso.

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