2/09/2015

Palabras

Escondido estoy de las siluetas que me persiguen y que aparentan ser amables. Pero sabemos que la amabilidad es un privilegio de los que ya han encontrado, aquellos llenos y que buscar hacen por afán de revivir vidas perdidas. Quizás en sombras me pregunto lo mismo, porque no he hallado lo que busco. No es tan simple, ya que estoy escondido. Duermo y despierto, me pregunto y no acierto. Algo pasa y no lo entiendo. 
Todos merecemos una vida despiertos, mirando la luna o un radiante sol, pero aquí estoy yo, escondido de las siluetas una vez parte de mi familia, una vez parte de mis amigos. El espejo ya no los refleja. Si deforma o está sucio no es de mi incumbencia, ya que todos han cambiado y hace parecer que yo permanezco inmóvil al pasar de los años. Recluso en un tiempo sin tiempo, observando y negando amistades por dolor, olvidando nombres por traiciones futuras. La soledad no es grata cuando necesitas de un compañero. 
Inmóvil estoy, pero quiero moverme. Tanto lo he estado que no recuerdo el movimiento, no recuerdo las cosas bajo el sol que tanto me maravillaban. Permanezco solo en necesidad de un compañero, pero mis ojos ven fantasmas de lo que alguna vez fue y lo que nunca será nuevamente.
Atrapado estoy queriendo desplegar mis alas y volar a un mondo de privilegiados, donde trompetas suenan en honor al milagro de la vida. Y aquí estoy, y lo único que suena es el silencio que atormenta a oídos poco acostumbrados a la nada de una existencia que promete y no nos da más que el pan duro de cada día. Veo a mi madre, a mis hermanos; sí, se mueven, fonemas crecen y germinan en un árbol complejo que entendería si no estuviera preocupado por el silencio que producen las palabras. Así ellas esconden, porque sí, las palabras son tal silencio que atormenta siendo testigo y prueba de una vida que nunca llegará a ser real. Y quizás eso es lo que busco, busco escondido de la realidad una realidad real. Sé que la de ahí afuera no es más que un eco de algo que una vez fue, y en tiempo castró un mundo que nunca llegaremos a conocer. 
Estoy perdido en un mundo al  que no le tengo respeto, y si no estoy escondido estoy actuando como si fuera real.
Sí, silencio de un reflejo perdido en los tiempos, deformado por hechos inventados por pocos, tiempos donde el lenguaje decía verdades y escondía poco. Las letras se escabullen en vergüenza al ser usadas por crueles que transmutan palabras y frases, y así sentimientos y emociones cobran vida para dar evidencia a la mentira más grande, pero la verdad más sorprendente. Sí, nunca tocaremos algo porque sabemos lo que es, y el conocimiento nos abstrae hacia un mundo de representaciones malditas que no nos dejan más que en desamparo. Siluetas de lo que alguna vez fue, confusión de imágenes enredadas y superpuestas queriendo darse forma. Gente gritando por verdades que quieren ser escuchadas por oídos sordos, imágenes para ciegos y caricias para bebés que no lloran. 
Y escondido estoy, mirando siluetas que al igual que yo buscan algo, porque yo soy ellas, y las siluetas mi pasado, encubierto, encriptado, cifrado por alguien cruel. Quién soy yo sino una puerta sin llave, sin esperar ser abierta, dejando luz pasar por el cerrojo, recordándome que no soy mas que una emulación de algo que quizo ser verdad.

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