5/31/2014

Fóllate a la Mina



Permanezco bloqueado por una sensación extraña en mi estómago, que rompe todo foco de atención a mi tarea en mano. Tenía anteriormente un lápiz que estaba tratando de convertir en dragón. Obviamente era una tarea imposible, pero lo estaba pensando con tanta seriedad como querer matar a alguien que se ha violado a tu baca.
El estómago me mataba, quizá psicosomático. Me introduje directamente a la vena una dosis de 8 miligramos de foyatelamina y 16 mg de Espeanzamita. Esperé 2 horas acostadas, mirando el techo, escuchando música que me hacía recordar a mi antigua mujer. Ella no era una persona que entendiera que los lápices se convertían en dragones, pero entendía los lápices y a los dragones. Asique eso me calmaba.
Bajé lentamente hacia una sensación de placer que mi hizo pensar en mis amigos que habían muerto en el atentado nuclear el 14 de febrero. Nunca había pensado en ellos. Lloré y todo lo demás y mi vida siguió un duelo común, pero hoy, sí, hoy, pensé en ellos.

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