6/19/2009

inapetencia

Escasos son los momentos de despliegue singular humano. Extravagante sin ser millonario y obsesivo compulsivo. Aquel que es indivisible y se ramifica en todos sus contextos, creando por fin una individualidad orgánica. Ya no son cálculos, solo movimientos casuales aceptados, introyectados hacia un control sin frenesí invasivo. Admite su alienación intrínseca, aun así posee la certeza de la inexistencia de su propia disociación física, insinuando que el observador y lo observado son lo mismo, separados por mero olvido.

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