3/15/2010

Contraído

Contraído, distraído por la vastedad. Amigos perdidos en siglos escondidos, memorias pendientes que pasan al rincón, el cajón de la joyas que una vez robadas palpitan en ausencia. Soportar es la clave y vivir la tortura, mencionando instantes y remembranzas abstraídas por un cuerpo preocupado por su presente. Regalo, obsequio de Dios ante un caos intermitente e incesante, de abrir puertas y cerrar, olvidar dentro de las apariencias ambulantes que nos mencionan, susurran al tímpano sordo verdades transitorias por juramento. Cómo lograr aquella utopía, de unidad innegable, sin rencores, sin caras duras o largas, molestias y distancia, amor y desprecio por tiempos despilfarrados; etapas y oportunidades negadas a conciencia por rotundos pensamientos terratenientes de tus movimientos y acciones, pies y lengua hablando sin sentidos y el vacío ¿Qué es, qué será? Aquello que evita todo lo querido pero invita a un mundo sin fronteras, donde la distancia esta simplemente en los metros y los metros sólo en el corazón. Hermanos y padres, amigos y enemigos, como personajes de una obra calculada pero improvisada de repeticiones, arcaicos repasos dignos de súplicas de impotencia. Querer ¿Qué quiero? ¡Por la mierda! donde el negro ya no es el vacío y es sólo blanco, un papel y un lápiz esperando ser usados sin creatividad. Mencionado pupilo del culto auto confirmado, donde los pensamientos pasan a un lugar más alto, donde las misiones y destinos desvanecen en la faz terrible del delirio contagiando por olvido y disociación; un engendro pulsante, un hijo o un parásito.
Dudas y olvido, ojos negados, abnegados bajo el manto del cambio “¿Qué ha sido de ti?” ¡¿Qué ha sido de mí? Y he ahí la desesperación: Quién soy para conocerme si mis limitaciones me ordenan y controlan; espacio, concreto escritorio de criterios y ecuaciones constantes de importancia ¡¿importancia?! ¡Qué mierda! La responsabilidad me rebaja, un ser que anhela ser comprensivo, que anhela el bien sobre todas las cosas y el silencio es el arma más filuda del instrumental sádico propio de la naturaleza humana.
¿Caricaturas? ¿Esa es la respuesta? ¿Un chiste? ¿Un desafío? No lo sé. Porque las luces se apagan pero el olor sigue, de almas extraviadas y sollozadas en réquiem, apestando hasta no poder dormir. Información valiosa en un sistema sin valores, pero de importancia infinita. Cuando el cuadro, el marco te rige y te marca, defina, aprender a amarlo, maldita limitación obligatoria, con abrazos, besos y compasión.
Moverse dentro de los símbolos sin preocuparse de la estructura, los arquetipos, axiomas supuestos dentro de un sistema cerrado en si mismo respaldado por sólo su propia existencia. Y lo determinado, aceptado por mero consenso en falta de pruebas más que redundancias en lógica cíclica como que el chancho es chancho por que es cochino y lo cochino es chancho por que es cochino.. Gozar, aprender, mentir y seguir, imploro a una altitud inalcanzable, sufrimiento y consuelo en progresión de la distancia.