6/01/2014

Cadáver exquisito (F. Álvarez y AcuTarA)



La mirada del águila mi desconcentró de mi libro sobre las especies desconocidas en el fondo del mar del reciente océano descubierto en la luna, pero, la luna era una gorda inmunda, yo no tenía derecho a desearla, solo soñarla con la grandeza de un animal volador. Me incliné hacia un señor presumido que pasaba  lentamente por mi lado, creyendo que mi vida estaba a su merced, pero yo no podía aceptar que ella supiera esa triste verdad, así que me hacia el difícil, me hacía pasar por el poeta lleno de angustia que no le importaba nada, nada de nada, ni menos que una copa de vino barato tomada por un borracho errante y violador de pequeños niños. Veremos, que en la historia de mi vida han habido eventos decisivos han formado mi personalidad, por ejemplo, cuando mi tío me toco el potito. Él estaba en calzoncillos y  me dijo, vamos a comprar al almacén unos helados conchetumadre, que merecen muerte como un tonto que pasa por la calle y grita que se intentó acostar con su mujer. Pienso que debería estar cerca de casa, ya que a las 8 am tengo que hacer un paper sobre “la identidad del usuario maricón en las empresas estatales”. Cundo la profesora Silvana lo vio se le paro la tula y atrás sonaba The Pólice, nuestros ojos se cruzaron y mi corazón cada vez latía más y más y más, fuerte y rápido. No creía poder con las responsabilidades sociales que se emprendían sobre una personalidad múltiple que ejerce sobre sí misma una especie de revelación por cada cambio. No merezco pena, no merezco llanto de ninguna persona más que de mi general Pinochet, él es único que puede llorar a mi hombro, verme a los ojos y que todo se sienta bien. Imagínate un mundo, donde desapareciera la angustia, donde las benzodiacepinas no existieran, donde el clonazepan estuviera muerto, todo sería una pérdida de tiempo, una perdida más en mi escándalo de vida. Creo que, volviendo a las águilas, pienso que debería ver más presas, asechar personas en busca de sexo, porque de él estoy falto y eso me hace ser muy honesto.